En la Biblia encontramos la historia de cuándo Jesús sanó al ciego de Jericó (Lucas 18:35-43). Jesús sólo le hizo una simple pregunta: ¿Qué quieres que te haga?”.
Nos dice la Palabra acerca de la multitud de personas venían de todos lugares para ver a Jesús. Todos tenían una necesidad, física o espiritual. Hace un tiempo escuché un predicador llevando a un contexto actual esta historia: ¿Si nos dijeran que Jesús está en tal país o lugar del mundo y sabes que lo único que tienes que hacer es llegar hasta allí para sanarte? ¿Cuántas personas no estarían gastando todo su dinero comprando pasajes o viajando cómo sea para llegar hasta El? De seguro todos lo haríamos! Pero qué maravilloso es, que no tenemos que tomar un avión ni viajar hasta un lugar lejano para llegar hasta Él, para recibir Su toque.
Él está dentro de ti, esperando que le contestes la pregunta: “¿Qué quieres que te haga?”.