Hace poco vi un video donde mostraban los perfumes más caros del mundo, de $23,000, de $40,000 y hasta de $215,000. Al ver este anuncio vino a mi mente un testimonio que tenía pendiente de compartir y se encuentra en Marcos 14:3-9 cuando Jesús fue ungido en Betania con un perfume muy costoso. Imagina tener unos de estos perfumes más caros del mundo en tus manos, ¿Lo derramarías sobre Jesús?
Cuando hemos tenido en nuestra vida una experiencia personal tan profunda con JESUS, que nos ha marcado eternamente, ya no hay nada que valoremos más. Lo material fue anulado por lo espiritual. La pregunta está sobre la mesa, más quizás no sea un perfume físico lo que tenemos que traer a Jesús.
Les comparto un testimonio, en junio del año pasado tuve que realizarme un estudio llamado PET SCAN como seguimiento de mi operación. Con el propósito de tener un ambiente relajado para los pacientes durante el tiempo que está en la máquina, me dieron a escoger tener música y yo elegí música cristiana. Fue una bendición desde que entré, sentí que había unción y presencia divina mientras estaba en esa máquina, escuchando las alabanzas cristianas. De repente comencé a oler una fragancia (no tengo comparación), la cual disfruté sin saber cuál era el propósito. Sentí un mensaje del Espíritu Santo que me decía: JESUS TE DA UN BESO. Cuando terminó el estudio la enfermera me levantó y lo primero que yo le pregunte fue: ¿Ustedes ponen perfume dentro de esta máquina? Ella sonrió y me dijo: “No, pero qué bueno que tu identificas la presencia de Dios”. Ella era cristiana y allí alabamos a Dios.
Pero todavía había algo que yo no había entendido y leyendo la palabra, Dios me lo reveló a través de 2da Corintios 2:14 “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento”.
Ahora de seguro podemos contestar la pregunta, si tuvieras en tus manos el perfume más caro del mundo¿Lo derramarías sobre Jesús? Ciertamente diríamos que sí, sin lugar a dudas. Pero hoy Jesús no necesita este perfume, pues El ya completó su misión y recibió su unción en su tiempo señalado. Pero nosotros sí tenemos el perfume de su conocimiento que supera todo valor natural y tenemos la unción del Santo para perfumar con el conocimiento de la Palabra de Dios engendrada por el Espíritu Santo en Jesús, a esta humanidad. Que hoy unidos al perfume del conocimiento de la Palabra, nuestro perfume llegue semejante al de El, como la Rosa de Sarón y como el Lirio de los Valles, que es Jesús.