Amigo

¡Cuánto significa para nosotros esa palabra! Jesús después de pasar un tiempo con sus discípulos y de hacerlos servidores del Reino de su Padre, los llamó y les dio una revelación: “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer” Juan 15:15. Esto fue maravilloso, abrir su corazón y compartir el conocimiento más íntimo que su Padre había depositado en su Espíritu, Su Palabra, con la confianza y la seguridad que ellos la atesorarían de igual manera en sus corazones y a la misma vez, sentirían un ardiente deseo de seguir compartiéndola con otros. Después de todo, ésta es la vida que El vino a darnos y vida en abundancia. Sus discípulos continuaron dándole testimonio a Jesús que ellos habían valorado aquella relación de amistad, que El había determinado y confiado depositar en los corazones de ellos. Allí nació la verdadera amistad, desear que otros tengan de igual manera, lo que a mí me ha hecho feliz, amistarme con Jesús. Hoy comparto esta amistad con ustedes, a través de este mensaje que les llegue al corazón y a la misma vez sientan el deseo de compartirlo, diciéndole a otros que Jesús es el mejor amigo. El es amor; y su amor llegó hasta la cruz siendo fiel y confirmando así su amistad a todos los que lo confiesan de corazón diciéndole hoy: ¡Jesús quiero ser tu amigo! Y junto a esta revelación recibirás el más grande abrazo de amistad, el de Jesús. Dios los bendiga.